LA SIRENA DE ROTA

15.07.2013

  Como en la proa de un barco, al igual que un mascaron, apareces valiente, con tus senos y tu vientre duro con una coraza de guijarros que se ablanda únicamente a golpes del cincel. Con tu fuerte melena ondulada como las olas que obedecen al dueño del tridente en el que descansas,y ese equilibrio dinámico que posee tu compostura, da la sensación de que avanzas en búsqueda de un nuevo Ulises o de un nuevo Orfeo que no se resistan al influjo de tus hipnóticos sonidos.

  El tono crudo y cálido de tu piel y tus escamas, contrasta notablemente con el tridente de frío metal, con el que Poseidón (dios del mar en la mitología griega) cuando era molestado hendía en el suelo provocando manantiales caóticos, terremotos y naufragios y cuyas consecuencias sufrían una y otra vez los resignados mortales.

  Impulsada por tu cola ahora refrenada por el descanso, te imagino surcando océanos y de forma evocadora casi llega hasta mí el olor salobre del mar, y el rumor de las olas que durante centenares de lustros redondearon tus aristas: sobre una gran pared marina golpeada fuertemente por el oleaje, su estructura se desmorona lentamente con el batir incesante de las olas. Miles de fragmentos rocosos son agitados en el fondo y muchos de ellos reposaran allí durante años; sin embargo otros más ligeros y livianos se dejaran transportar hasta llegar a la orilla, donde como fué en tu caso unas manos amigas te recojan, cual regalo de los dioses,con la intención de rememorar al mirar tus guijarros los infinitos ecos de cálidas conversaciones, de espontáneas risas, de sabios consejos y de momentos de turbación donde la amistad se pone a prueba.



  Es así como llegaste al taller de mi imaginación, de unas manos amigas a otras y de estas a mí, dándome y haciéndome depositaria de una confianza plena, que a su vez es depositada en la Inteligencia Infinita del Universo, consiguiendo con ello que el deseo se transforme en una realidad que es capaz de rebuscar en el interior de quien la observa los cambiantes tonos del ánimo, así como de remover la pasión por la naturalidad y del noble placer de la contemplación,