EL TORO DE ASTAS PLATEADAS

01.12.2013

Desde lejos los reflejos argénticos de tus astas suspendidos en el aire avivan mi curiosidad haciendo que me aproxime, descubriéndote entonces cual uro salvaje. 

 Tu aspecto exterior es tu carta de presentación. Un buen taurino examinando el color de tu pelaje pétreo, las señas distintivas de tu cara (morrillo grueso y de frente melena ) y la conformación de tu cornamenta (bien armada), diría que prometes una buena lídia.

Sin embargo cuando te contemplo, no es la mirada fija y penetrante del toro verdaderamente bravo, que antes de acometer sigue con fijeza al objeto que persigue sin cansarse, lo que me cautiva, sino esa actitud guerrera, natural y misteriosa que se crece ante el castigo en lugar de huir, mezcla de lo terrenal y lo instintivo, de lo contradictorio y lo que alienta la necesidad de vencer los miedos y cobardías propios de la condición humana.


En la soleada tierra gaditana de la Línea de la Concepción, asentada en el interior de la Bahía de Algeciras, encontré la piedra que hoy día es tu morfología, lo que te define. Podrías haberme inspirado cualquier forma, pero una reciente visita a las ruinas romanas de Carteia (s.VII a.C , actualmente convertidas en un solar donde el abandono durante años hizo mella en sus notables edificios) removieron mis sensores creativos : quizás me impactaron los toros y vacas que cercanas a las ruinas pacían tranquilamente, ignorando la frenética actividad industrial de sus alrededores, como si fueran un reducto olvidado de la modernidad.

  Así pues en mi mente quedaron grabadas las imágenes de esa zona pequeña, rica en pastos, de un arbolado disperso que recuerda a la dehesa mediterránea, donde toros de imponente presencia pastaban bajo las longevas encinas y tal vez fué eso lo que agitó mi imaginación hasta tal punto que cuando volví a coger la vasta piedra supe de inmediato que serías ese toro fuerte, juvenil e inquietante que se siente dominador de todos los terrenos que pisa.

Cuando ahora desde tu peana contemplas el mundo moderno que va y viene, varias cuestiones me asaltan cada vez con más premura, sobre todo cuando te imagino formando parte de mundos pasados : ¿Qué historia guardan tus moléculas?, ¿Qué manos antes que las mías te trabajaron y qué forma te dieron si de una escultura mayor venías?, ¿De qué edificios formabas parte?,            ¿A quién diste cobijo o quien lloró sobre tí?, ¿Quién te pisó si de una calzada venías, cuántas lenguas diferentes llegaste a oír , quién te colocó en aquel sitio estratégico y sobre todo quién te destruyó para que con el pasar de los siglos llegaras hasta mí?