EL ROSTRO   ANTROPOMORFO                     (EL  BOLLERO)

01.10.2015

  Aunque todo son suposiciones, el relieve antropomorfo de origen íbero encontrado en la parte norte de Cerro Boyero ( Valenzuela, Córdoba), siempre me ha llamado poderosamente la atención y es por ello que hoy presento esta copia, la cual es a su vez una reconstrucción ideal del relieve, ya que el original encontrado ( Museo Arqueológico de Alcalá la Real, Jaén) representa solo la parte izquierda del mismo.

Tras el análisis realizado detenidamente de todos los elementos que presenta el relieve, así como su localización extramuros de la ciudad amurallada ( oppidum ), por Pachón et alii., 2002, se concluyó sobre su cronología ( siglos III - II a.C ) y sobre su posible uso funerario. El relieve inmutable nos sorprende por su sencillez: representa un rostro masculino barbado de frente, donde la posición de las manos (dedos) es lo primero que nos llama la atención, así como sus ojos cerrados , su boca mostrando los dientes ferozmente y sus orejas expectantes que le ayudaran a recoger el más mínimo e íntimo murmullo :

  En el mundo íbero son escasas las imágenes escultóricas con el rostro vuelto hacia el espectador, ya que la frontalidad en la antigüedad (fenicios, griegos ) se usaba para representar casi siempre a la divinidad o a lo sobrenatural. Suponía por ello una diferencia y una identificación de la imagen divina frente a la humana .

  Por otra parte, la frontalidad también nos llevaría a situarlo en un marco funerario, puesto que muchas veces ésta es interpretada como la mirada al otro mundo y a la muerte. Si seguimos analizando la imagen, vemos la posición de las manos sobre las orejas, adornadas éstas por unos pendientes acorazonados ( usados indistintamente por ambos sexos ), empujándolas hacia delante, dispuesto a escuchar, al igual que lo hicieran los dioses que tanto griegos como cartagineses llamaron Epékooi, una cualidad divina imprescindible para que comience el diálogo entre el orante y el dios, iniciándose así , todo el proceso del culto.

  Centrándonos en el rostro en sí, esta divinidad presenta la cabeza redondeada, el mentón cuadrado y en la parte central la nariz triangular achatada. En la parte superior aparecen los ojos almendrados y cerrados, donde el párpado cubre el globo ocular, señalando así un difunto o al menos una imagen relacionada con la muerte. Entre las cejas y el cabello aparecen una sucesión de triángulos abiertos por la base y una punción simple cerca del vértice, a modo de diadema. En esta zona superior, por encima del cabello aparece una imagen (aunque ésta no es mencionada en el artículo de Pachón et alii., 2002) que podría recordar a unos cuernos más que de cérvido, de toro, lo cual le aportaría una connotación de virilidad y violencia tal y como se veía dentro de la cosmovisión céltica e íbera.
Sería pues un símbolo de fuerza, aunque también de fecundidad, abundancia y prosperidad ya que tales cualidades son atribuidas al toro en cuanto a símbolo. 




 En la parte inferior, la boca aparece entreabierta mostrando unos dientes apretados, como queriendo intimidar, lo cual podría relacionarlo con la actitud de defensa o ataque del lobo, imagen de éste usada en la plástica íbera sobre todo relacionándolo con la muerte. El lobo para el íbero era un ser demoníaco, propiamente funerario y lo consideraban como guardián de ultratumba y devorador de difuntos. Frecuentemente, las decoraciones plásticas escultóricas y de las cerámicas ibéricas se acompañaban de escenas con lobo, donde se asocia al animal con la guerra, el valor y la muerte. Así el relieve de Boyero, con la boca entreabierta y los dientes apretados enlazaría con la figura maligna del lobo, con el añadido de esos pequeños triángulos que surcan la frente , que podrían indicar la iconografía de dientes de lobo.

 Otro elemento a destacar es la barba, adorno que no es frecuente en la plástica íbera aunque en la cerámica si aparecen algunos rostros con perilla (vaso de la "pepona " de Elche ) y con sotabarba (vaso de la Alcudia de Elche). Sin embargo la barba que presenta el relieve de cerro boyero se ha dado un valor de protección frente a los malos espíritus y alejamiento del mal ( tal como hicieran los etruscos para proteger sus tumbas ), hasta que posteriormente se introdujeran el uso de leones y toros en las tumbas íberas. Así mismo, otra interpretación que se le ha dado a las barba con mechones rectos y verticales es el relacionado con el símbolo de las corrientes de agua que facilitaría el proceso de tránsito, o los rituales de paso al más allá. La conclusión pues, tras este análisis minucioso y comparativo con otro tipo de estatuarias íberas fue según Pachón et alii., 2002, que estaríamos ante una imagen con un trasfondo religioso ya que se le atribuyen connotaciones divinizantes ( frontalidad, dimensiones exageradas ) y funerario o cultural. Estaríamos así ante un dios de los espacios sacros, protector (boca semi abierta con dientes cerrados) y vigía de ultratumba (dedo empujando las orejas hacia delante ,mostrando a quien escucha a pesar de su muerte ) con el fin de proteger tanto el posible recinto funerario ( necrópolis ), como a sus ocupantes de los malos espíritus .

UN CIELO PLOMIZO Y AMENAZANTE DE LLUVIA... 

  Un cielo plomizo y amenazante de lluvia nos recibió en en el aeropuerto D´Orly (París). Tras soltar el equipaje en el hotel, nos fuimos caminando hacia el museo parisino que teníamos más próximo, el Centro Pompidou. Un frío edificio de cristal y acero, conductos de aire, tuberías y ascensores pintados de colores, cuyos ventanales recuerdan a esos grandes ojos de insectos, ideado para de recoger la pálida luz parisina en los días invernales y que alberga una de las mayores colecciones de arte moderno y contemporáneo de Europa. El ascenso por su segmentada y tubular escalera mecánica externa, te lleva a descubrir la sorprendente ciudad de París desde distintos planos, como cuando la espesa niebla se eleva y abandonando el paisaje más que conocido, deja al descubierto un sin fin de detalles bañados de una luz que lo trastorna todo.

  Entre las plantas quinta y cuarta están distribuidas obras tanto del arte moderno ( Picasso, Matisse, Chagall, Dalí, Bràncuçi...) como contemporáneo, unas sorprendentes, otras impactantes, algunas imposibles de interpretar y otras que emocionan hasta "el infinito" .... Algo así experimenté cuando entré en la sala donde se encontraban varias obras escultóricas del pintor y escultor Amedeo Modigliani (1884-1920), arquetipo del artista bohemio, donde el alcohol, las drogas, las mujeres y la enfermedad, marcaron su vida. .... Bajo la influencia y magnetismo del arte africano y camboyano ( descubierto por los vanguardistas como una nueva fuente de inspiración, frente al arte clásico y académico ), Modigliani desarrolla los rasgos que van a definir su obra : ojos almendrados, bocas pequeñas, narices torcidas y cuellos alargados. La simplicidad y la geometrización de las formas del arte primitivo se hace patente sobre todo en sus esculturas, y una prueba de ello es la escultura cabeza de mujer, ante cuya simplicidad mi mente quedó petrificada, como cuando uno queda extasiado: la mirada se pierde, lo consciente se olvida y todo lo que te rodea desaparece y sólo las sensaciones se entrelazan, atraviesan la médula espinal y estallan en tu cabeza provocando un estremecimiento parecido al éxtasis amoroso. Para entenderlo hay que experimentarlo. Lo cierto es que tras el despertar de la consciencia tuve la certeza y el convencimiento aplastante de que podía hacer algo parecido con las piedras.

  De hecho guardé esa sensación hasta que volví a Córdoba donde por aquel entonces vivía, cogí una piedra de un descampado cercano y plasmé en ella todo lo que el martillo y el cincel me permitieron. Apareció entonces la primera escultura llamada Leónidas: tosca, primitiva, sin apenas pulimento. Un rostro antropomorfo severo, rígido y contundente, y que gustó gratamente a un jurado concediéndole un accésit.

Durante el viaje , y durante toda mi vida, seguí y sigo visitando museos y descubriendo obras de arte de los grandes maestros de todos los tiempos, pero jamás he vuelto a experimentar esa convicción tan fuerte que hace que el deseo y el compromiso se transforme en realidad.