EL CABALLO BLANCO.
Esta piedra fue cogida en el término municipal de Valenzuela, localidad situada al Este de la campiña cordobesa, donde el olivo es el señor de todos los cultivos y donde se aúnan el sabor de lo tradicional y la historia. Restos arqueológicos duermen arropados por la seca tierra pedregosa en su mayor parte de arenisca y son acunados por el siseo vibrante de las hojas de los olivos y los cánticos lejanos de las mujeres que rezan en la pequeña y encalada ermita del Calvario, cuya planta octogonal simula un antiguo alminar desmochado. Muy de tarde en tarde esos fragmentos olvidados e ignorados son despertados por la mano del hombre, y éste, ante la imposibilidad de acogerlos debidamente, al igual que actuaría un padre protector, los vuelve a cubrir.